Un monumento a la grandeza del océano, un beso infinito a la majestuosa selva y una ofrenda a la conexión entre el humano y la naturaleza que rodea las paradisíacas costas de Punta Ixtapa; se levanta con presumptuoso revuelo como un perfecto espacio para homenajear el alma y la paz mental.

El taller de arquitectura y diseño, Pseudónimo, no solamente ha comenzando con el solemne trazo y planificación de la obra, sino que ha cruzado primeramente por un proceso de búsqueda por el perfecto espacio dentro del perímetro que rodea a la casa. La proeza de un hogar de descanso como lo es Casa Punta Ixtapa no solamente consiste de una perfecta combinación de acabados, encapsulamiento de micro-climas o uso de materiales precisos, sino que va mucho más allá, en el momento que se invade el área natural que interconecta las costas con la selva, es crucial encontrar el punto perfecto que permita otorgar un balance entre la coexistencia del ser humano y los alrededores de la estructura habitable.

Centrando nuestra atención en el color de los interiores, Casa Punta Ixtapa nos obsequia visiones marrones, gricáseas y beige, percibiendo texturas que parecen preservar el trabajo tradicional guerrerense con la paja, y al mismo tiempo, acabados de piedra que brincan hacia un sentimiento moderno y orgánico que respeta el curso de la naturaleza, pero se mantiene en vanguardía.
Siendo una casa de playa que se encuentra a orillas del mar, la experiencia que transmite su presencia permite un placentero paseo que comienza con unas escaleras hechas de piedra caliza (material predominante en la zona) que se extienden hasta quedar frente a un muro llorón con una curvatura hacia izquierda. Al continuar el camino que nos muestra el muro anterior, los pies comienzan a tocar una superficie distinta, similar al caminar sobre playas arenosas, siendo el mármol Veracruz el nuevo guía, hasta llevarnos a un techo de dos aguas en doble altura que se sostiene por dos vigas de madera Huanacaxtle, siendo de un color café profundo.


El sabio manejo de la luz es sumamente interesante en esta obra, principalmente por las condiciones a las que se encuentra expuesta, es decir, una cara frente a la reluciente iluminación que regala el reflejo de los rayos del sol en las tranquilas aguas y la parte trasera cubierta de una densa y obscura selva que profundiza la covertura de las sombras.
En un intento de explicar el comportamiento de la luz sobre esta estructura, ésta encuentra su sendero y se reverba en los muros que se visten con polvo de mármol y baba de nopal, haciéndolos lucir su esplendor bajo tonos claroscuros de gris, blanco y marrón.



Como toque final, la casa de playa parece fucionarse con su alrededor en distintos detalles que se pueden apreciar a lo largo del complejo. Dentro de aquéllos, podemos destacar como el jacuzzi intenta dar la impresión de ser una puerta continúa hacia las olas del mar, las cuatro recámaras de la casa miran hacia el oriente, siendo de interior homogéneo y combinando distintas texturas de aspecto salvaje como el poroso mármol de los muros y sanitarios, las vigas de madera Huanacaxtle que se alargan sobre los techos y por supuesto la permisible entrada de la luz natural que toca todos los rincones.


Todos buscamos un escape a nuestra más profunda paz, a los pulmones de nuestra mente y a la relejación de todo nuestro cuerpo. Casa Punta Ixtapa es la muestra de un valiente trabajo de Pseudónimo que intenta encasillar todas estas sensaciones en una espacio que finalmente está directamente conectado con el ambiente que lo envuelve, tanto físicamente como ideológicamente, simplemente esto puede observarse con otro elemento que nos regala, las escaleras que descienden como un escape que termina frente a la interminable belleza del océano Pacífico.