Dentro de nosotros, los humanos, existe una incontrolable naturaleza por querer descubrir, por querer aventurarnos a lo desconocido y convertirnos en los nuevos conquistadores de lugares que nadie más antes ha podido encontrar. La curiosidad es parte de nuestras vidas y es una llama que jamás debe apagarse, porque es aquello que nos mantiene vivos.

Existen lugares poco conocidos, en los que ningún turista ha pisado, en el que solamente las almas aventureras han tenido la curiosidad de adentrarse a los rincones en dónde encontrarlos. Hay arquitectura que sigue enterrada dentro de lo más profundo de las selvas y que ha sabido adaptarse al crecimiento de la vegetación y se ha vuelto parte de la misma naturaleza del ecosistema. Esperamos este escrito pueda despertar ese colonizador que existe dentro de ustedes y los incite a querer visitar los lugares secretos que desenmascaremos en las próximas palabras e imágenes.
Nan Madol

En la extraña isla del pacífico de Pohnpei, también referida como Panape, yacen casi inexplicables indicios de una civilización que se sitúo en la Micronesia antigua. Los indicios consisten en unas ruinas llamadas Nan Madol que se levantan en una angosta y frondosa selva junto a la costa que se sostiene sobre 92 islotes artificiales.
Las ruinas pertenecían a la dinastía Saudeleur, y ciudad se levantó hasta el año 1500 de nuestra era como la capital ceremonial y política de esta civilización que fue reinada por uno de los grandes reyes de los mares del sur. Se cree que la construcción del islote comenzó entre los siglo VIII y IX, pero su arquitectura megalítica empezó a construirse hasta el siglo XII, sin embargo, esto aún no ha podido comprobarse con certeza. En el centro de la urbanización había una residencia especial destinada a la nobleza y a actividades funerarias realizadas por los sacerdotes. La población que residió en la ciudad seguramente no excedió las 1,000 personas, incluso siendo menos de la mitad. La mayoría de los pobladores fueron gente común, aunque también vivieron muchos jefes y mandatarios importantes.
Pohnpei, la isla dónde se encuentra Nan Madol es considerada por mucha gente como una isla secreta, debido a su difícil acceso, ya que existen muchas complicaciones para llegar a ella y aún no se ha convertido en un lugar frecuentado por turistas. Sin embargo, eso no significa que es imposible de visitar, volando desde su país origen hasta la capital de los Estados Federados de Micronesia, Palikir, es posible llegar con auto a Nanwei, ciudad situada en la isla Pohnpei, dónde se encuentran las ruinas. El viaje en auto les tomaría aproximadamente 55 minutos y recorrerían 41.2 km desde la capital hasta Nanwei.
Entrada a Nan Madol Arquitectura megalítica Isla de Pohnpei
Lagunita

Al hablar de México, es muy complicado poder elegir una sola ciudad antigua que no sea impactante, y al mismo tiempo, es imposible no hablar de sus majestuosas ciudades antiguas dentro de su extendida naturaleza tropical. Hemos elegido Lagunita porque es una de las ciudades más recientes en ser descubiertas, por lo que ningún turista ha conocido y es un perfecto lugar para emprender una inolvidable expedición.
Es una ciudad perteneciente al gran imperio maya, está localizada en la Península de Yucatán en México. Presume su esplendor en las profundidades de la jungla tropical del centro de Yucatán tocando el estado de Campeche. Lagunita fue descubierta junto a otra ciudad cercana llamada Tamchen en la década de los 70´s, por el Sueco-Americano arqueólogo llamado Eric Von Euw. Eric documentó el descubrimiento de fachadas y otros monumentos con dibujos representativos, sin embargo, nunca pudo localizar con exactitud dónde se encontraba Lagunita. Fue en Agosto del año 2014 cuando el esloveno Ivan Sprajc y su equipo pertenecientes al Centro de Investigación de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, utilizando fotografías aéreas del área encontraron anomalías que después las llevaron a descubrir las precisas coordenadas de las ciudades mayas antiguas de Tamchen y Lagunita. En su descubrimiento, encontraron ruinas de templos en forma de pirámides, un portón con forma de la boca de un monstruo, restos de un palacio, una campo de juego de pelota, altares y otros monumentos hechos de roca.
Los arqueólogos estaban impresionados de descubrir una ciudad entera en un área entre las regiones de Río Bec y Chenes. La arquitectura de Lagunita tiene características clásicas del estilo arquitectónico de los años 600 y 1000 A.D.
Aunque no es fácil llegar a Lagunita, porque se sabe poco del lugar y prácticamente solo ha sido visto por los arqueólogos y expertos que han datado su existencia, es posible intentar encontrarla dentro de la selva si se acercan a Río Bec y Chenes. Para llegar a Río Bec, una forma de hacerlo es volar desde su origen hasta Cancún y después tomar un autobús por 7 horas y 10 minutos con dirección a Xpujil, después preguntar a los locales e intentar caminar en la selva de forma guiada para encontrar Río Bec, y después de hacerlo dirigirse al centro de la selva para encontrar Lagunita. El costo del viaje en autobús ronda entre $7 USD y $11 USD.
Interior de Lagunita Ruinas en Lagunita Muros en Lagunita
Montegrande

El Amazonas, la selva más grande del planeta, con más de un millón de micro-ecosistemas, dónde habitan tribus que no desean seguir el estilo de vida moderna, ¿es posible que haya existido una civilización dentro su basta jungla?, la respuesta es sí, esta enorme mancha en el planeta no solamente ha sido el hogar para salvajes, sino que también, muchos años atrás ha albergado civilizaciones pérdidas que han sabido apartarse del descubrimiento del hombre moderno y su desenfrenada urbanización.
Durante muchos siglos, la colina de Monteverde situada en la selva amazónica de Perú, fue ignorada por agricultores, visitantes y pasantes. Conforme pasó el tiempo, los agricultores levantaron sus casas sobre la colina y comenzaron a trabajar la tierra sobre ella. Mientras más se fue cavando la tierra, se fueron descubriendo fragmentos de vasijas antiguas que databan desde antes de los 1000 años.
Después de estos pequeños e inesperados descubrimientos, estas tierras se convirtieron en un yacimiento arqueológico, para que en 2010 los esfuerzos del arqueólogo Quirino Olivera y su equipo descubrieran que aquella gran colina no se trataba de una colina, sino de una pirámide construida hace más de 3000 años por una civilización amazónica olvidada.
Este enorme descubrimiento rompió la teoría de que el Amazonas había sido una zona en la que ninguna civilización había podido adentrarse debido a sus complicadas condiciones, y los únicos pueblos que habían podido coexistir dentro de su frondoso ecosistema, habían sido pueblos nómadas. Cuando los conquistadores españoles pasaron por el Amazonas, solamente compartieron con el mundo vagas y dudables historias de grandes civilizaciones escondidas entre las lianas y grandes árboles húmedos. Cada vez que se encontraban fragmentos o evidencias arqueológicas en la zona, no eran suficiente para probar que existió una civilización con construcciones y viviendas estables en la zona.
Descubrimientos como el Montegrande, podrían demostrar que en el auge de esta civilización, pudieron haber vivido más de 5 millones de personas en el Amazonas, las cuáles levantaron diversas culturas y civilizaciones que actualmente han sido olvidadas en la historia. Hoy solamente los restos óseos encontrados durante las excavaciones son lo que podrán dar más datos concretos sobre estas civilizaciones que se creen altamente avanzadas.
Las construcciones que se encontraron en Montegrande suponen de muros de 1.83 m de altura, construcciones de entramados de viviendas que yacían en las orillas del río y herramientas que les permitían formar parte de la red de comercio que se extendía en toda la gran Perú. Contrajeron su propia religión y tuvieron un orden de gobernantes organizado.
De los descubrimientos más importantes fue el del templo espiral, que se encuentra en la cima del montículo, mostrándose como un espiral de rocas enroscado con la forma de una enorme serpiente o la concha de un caracol. La figura parece ser parte de un laberinto que se extiende hasta los 12.19 m por debajo del punto de partida. Se cree que este complejo fue utilizado para propósitos religiosos en el que se empleaban fuegos sagrados y se consumían drogas encontradas alrededor del entorno.
Las ruinas de esta posible civilización en Montegrande están muy adentradas en la agresiva selva del Amazonas, por lo que llegar a ellas tiene grandes complicaciones, lo que las hace un reto atractivo para esos verdaderos exploradores. La forma más segura para acercarse a ellas es tomar un vuelo desde su origen hasta Lima, la capital Inca, una vez en Lima, es recomendable tomar un autobús en la central de Arriola y dirigirse a Ica. Ya estando en Ica, una de las formas de llegar a Montegrande es preguntando a agricultores y personas relacionadas con el área. El viaje desde Arriola, Lima, Perú a Ica tendría un costo de entre $6 USD y $9 USD, con una duración de 5 horas con 44 minutos.
Restos de civilización en Montegrande Ilustración de civilización amazónica Restos encontrados en Montegrande
Es emocionante imaginar todos los rincones que hay en este planeta, de los que podemos conocer arquitectura nunca antes vista por la humanidad, culturas nunca antes presenciadas por el hombre e ideología nunca antes pensadas por le modernidad. La tierra es un lugar que indudablemente jamás terminaremos de conocer.